Así como existe la huella de carbono, también existe la huella hídrica de los alimentos, a la cual la FAO ha denominado como el “agua que comemos”. Esto es, el agua que se utiliza para producir nuestros alimentos, desde una zanahoria hasta un kilo de carne. El agua es imprescindible para la vida, como también lo es para la cadena de consumo.
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Importancia de la huella hídrica en la producción de alimentos
Y es que solemos pensar que solo consumimos agua para beber, para el aseo o para las plantas del jardín. Pero pasamos por alto que se utilizan grandes cantidades del vital líquido para producir nuestros alimentos, en las diferentes etapas. Ya sea desde la siembra con el riego, para el agua que beben los animales de consumo, hasta con el aseo y la producción de sus alimentos. Pero también se utiliza agua para diferentes etapas del proceso del alimento en sí en la industria. Y todo eso genera una huella hídrica.
La FAO además señala una situación realmente crítica, ya que para el año 2030 indica que la demanda mundial del agua puede aumentar en un 50 %. Esto hace preponderante realizar cambios y adaptaciones en la generación y consumo de nuestros alimentos, en aras de optimizar su sostenibilidad. La huella hídrica además depende del tipo de dieta de cada persona, aunque en promedio se requiere la asombrosa cantidad de 2 mil a 5 mil litros de agua… tan solo para los alimentos de cada día.
Huella hídrica de los alimentos: los retos actuales
Lo anterior significa que una sola persona requeriría del volumen contenido en una piscina olímpica para consumir los alimentos de un año. Esto, aunado a la escasez mundial de agua, hace que la huella hídrica de los alimentos cobre especial relevancia. Sobre todo teniendo en cuenta que las actividades agrícolas consumen hasta el 70 % del agua, llegando en algunos países al 95 %.
Además de lo anterior, hay que considerar que la situación se haga más crítica debido al cambio climático, además del continuo desperdicio de los alimentos. Y es que desperdiciar comida equivale a desperdiciar agua. Pero también está el tipo de dieta: no es lo mismo producir un kilo de legumbres (poco más de mil litros de agua) que un kilo de carne (más de 10 mil litros).
Y existen alimentos más sostenibles, como los aguacates, con una huella hídrica de solo 600 litros por kg, seguidos de las manzanas y los plátanos, con cerca de 800 litros. Otros que dejan más huella hídrica son el arroz (2.500 litros) y las aceitunas (3 mil litros).
Consultoría alimentaria y huella hídrica de los alimentos
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Teniendo en cuenta lo anterior, también podemos ayudarte a establecer buenas prácticas para reducir la huella hídrica de los alimentos o productos alimentarios que produzcas. Esto aplicable para cada etapa de producción. Tenemos 10 años de experiencia en el sector, dando formación en asesoría de calidad alimentaria. Para conocer más sobre nuestros servicios, ingresa a nuestra web o si lo deseas, visítanos en nuestras oficinas en Mercavalencia.